jueves, 10 de marzo de 2011

Nadar contra la corriente

El conversatorio con los representantes de Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) con experiencias concretas en Justicia Juvenil Restaurativa fue otro punto alto del Curso Regional. Tránsito Ruano (Coordinadora del Centro de Formación y Capacitación - Procesos de Atención a Situaciones de Sufrimiento Social - PASSOS), Salvador Hernández (Director del Movimiento de Jóvenes Encuentristas de Ilobasco (MOJE), Jeannette Aguilar (Directora del Instituto Universitario de Opinión Pública - IUDOP) y Adilio Carillo (Director Regional de la Coalición Centroamericana para la Prevención de la Violencia Juvenil - CCPVJ) fueron los encargados de dialogar con los periodistas. A continuación un resumen de algunas de las preguntas y respuestas más interesantes.



¿Funciona la JJR?
Tránsito Ruano: Funciona porque da otra oportunidad a los jóvenes, funciona desde la perspectiva de la participación de la comunidad. Los jóvenes plantean que la sociedad los mira como personas delincuentes, como personas que dañan a la sociedad, y en realidad muchos de ellos son grafiteros, artistas, creadores de nuevas imágenes. Nos ven de manera distorsionada, dicen ellos. Nuestro trabajo reconstruir los lazos entre esos jóvenes y sus comunidades.

Jeannete Aguilar: La JJR no se ha aplicado como política pública, pero estamos caminando hacia un cambio de paradigma. Y en eso los medios son claves. No todos los medios estigmatizan, pero en el Salvador los grandes medios han reproducido el discurso oficial en el tema de la violencia. Y hay una asociación directa entre juventud-violencia y juventud-pandilla y eso contribuyó a construir una representación social, no a todos los jóvenes sino a los jóvenes en riesgo. En Centroamérica, en el triángulo norte, los grandes medios contribuyeron a construir una imagen de un joven violento. Y esto tuvo un efecto negativo sobre la opinión pública hacia los enfoques de prevención. Generó un efecto de etiquetamiento. Y socialmente la persona tiende a asumir ese estigma o etiquetamiento. A veces se presentan las noticias sin contextualizar el fenómeno. Pero como académica también debo reconocer que en el triangulo norte los jóvenes son victimarios, pero a su vez son asimismo las principales víctimas.

¿Cómo fomentar la JJR sin caer en una apología del pandillero?
Jeannete Aguilar: No se trata de hacer apología. Hay serios problemas de violencia, los jóvenes ejercen violencia, pero hay que entender todo en un contexto. Sabemos que los periodistas están mal pagados, con limitantes de producción, con limitaciones por la línea editorial del medio, pero creo que deben abrirse las miradas. Las únicas fuentes en El Salvador son las fuentes policiales. Se ha instaurado un discurso policial y casi todo homicidio se le atribuye a las pandillas. Hay que abrir la mirada al crimen organizado. Centroamérica hoy no es corredor de paso sino zona de operación y mercado local del narcotráfico y esto está generando una estela de violencia que involucra a muchos actores y muchas veces los jóvenes son la mano de obra barata de estas actividades.

¿Qué hacen las ONGs para reinsertar a estos jóvenes?
Salvador Hernández: Intervenimos con cuatro programas: uno de formación humana, uno recreativo, uno de inserción cultural y uno educativo. Empezamos a buscar acercamiento con una clica para llegar a ellos, hicimos un diagnóstico de cada comunidad, luego hicimos una convocatoria: actividades libres (el joven proponía) y actividades dirigidas (nosotros proponíamos aquellas con contenido educativo). Como los jóvenes nos manifestaban que tenían una relación conflictiva, áspera con su comunidad, empezamos a hacer con ellos murales de carácter positivo en la comunidad. De esa manera logramos que ellos aprendieran a relacionarse de otra manera, pidiendo permiso al dueño del paredón para hacer su mural. Y a la larga llegaron a sentirse parte de ese grupo. Y una de las últimas etapas fue la de inserción laboral, que llega después de un proceso de un año de formación humana. Porque si empezamos primero con la inserción laboral nos robaban las herramientas. En las comunidades donde intervenimos las pandillas redujeron el reclutamiento de niños, eso fue importantísimo.
Estos programas lamentablemente tuvimos que dejar de hacerlos por la política de mano dura y la falta de financiamiento. Hay jóvenes exitosos, licenciados, empresarios, pero la sociedad no conoce esas experiencias.

Adilio Carrillo: Las experiencias restaurativas venían teniendo éxito. La CCPVJ es una red de organizaciones a nivel centroamericano, compuesto por 22 ONG’s. Pero desde hace unos años han comenzado en los distintos países nuevas políticas de mano dura. Los gobiernos no consultaron a las organizaciones de la sociedad civil. Y a partir de estas políticas se incrementaron los homicidios. Las políticas de los países del triángulo norte no dan respuesta al fenómeno, al contrario, lo que se sucede es una recomposición de la pandilla. Al principio la pandilla era visible, con estas políticas de persecución directa a jóvenes con tatuajes y vestimenta, la pandilla decide evolucionar, complicando aún más a los gobiernos su persecución. Además de aumentar los homicidios, hace como un repliegue a zonas donde había pandillas a otras zonas donde no las había.
A partir de estas políticas, comenzamos a trabajar con otros jóvenes que no son pandilleros pero que están en riesgo.

¿Qué otras consecuencias tuvieron las políticas de “mano dura”?
Jeannete Aguilar: La mano dura permitió que las pandillas se profesionalizaran. Antes de la mano dura había grupos que buscaban reconocimiento, solidaridad, identidad; pero hoy se trata de estructuras más organizadas, tienen armas industriales y no caseras, participan en hechos delictivos, usan drogas. La estrategia de mano dura en El Salvador fue acompañada de una fuerte campaña mediática. Y esto se trataba de una estrategia electoral también, fue un despliegue publicitario. En la cárcel los jóvenes no encontraron espacios de resociabilización. Los ubicaron en las cárceles según su filiación pandillera y eso le dio un espacio estatal a la pandilla, lo que aumentó la identidad pandillera. Ahí la pandilla se recompone y se complejiza.

Adilio Carillo: Necesitamos conocer la historia de lo que ha sucedido en Centroamérica para no cometer los mismos errores. Pero los datos indican que a partir de la implementación de la política represiva, el crimen se agudizó.

Tránsito Ruano: Si queremos cambiar nuestra sociedad, cambiar el paradigma, hay que nadar contra corriente, que hoy es la mano dura. 

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